Como hemos visto, el primer contacto del cuerpo y el organismo ante las agresiones es la epidermis (piel). Por ello se le ha dado a esta el nombre de Barrera Epidérmica. Ya que es responsable de realizar un conjunto de funciones complicadas y definidas genéticamente para dificultar la entrada de factores externos y disminuir los factores internos que sean de riesgo para alterar el buen funcionamiento del organismo.

La piel cumple papeles muy importantes entre los cuales destacan la interacción con el medio ambiente y actuar como barrera física para permitir la coordinación y el buen funcionamiento de todos los tejidos y sistemas corporales, este proceso lleva por nombre homeostasis fisiológica. Ya que diariamente la piel esta expuesta a las agresiones de factores químicos, térmicos, mecánicos, radiaciones y una gran variedad de microorganismos. Además de ser la protección ante estas agresiones es la encargada de regular la permeabilidad cutánea.

Cualquier alteración sobre esta barrera puede desencadenar un gran número de patologías. Ya que requiere mantener un equilibrio total sobre su estructura bioquímica para poder defenderse de factores exógenos o endógenos con la capacidad de producir un daño en ella. Tomando en cuenta las condiciones genéticas y las propiedades adquiridas en la composición molecular de dicha barrera epidérmica.

Entre las funciones claves de la barrera epidérmica podemos mencionar que:

  1. Se encarga de mantener el PH acido (ácido láctico del sudor y los ácidos grasos libres del sebo).
  2. Regula la descamación.
  3. Tiene acción antimicrobiana y antiinflamatoria.
  4. Se encarga de reducir el estrés oxidativo.

La capa cornea destaca entre las diversas capas protectoras que constituyen la piel. Gracias a su acción de permeabilidad que evita el paso de microorganismos y la penetración de sustancias alérgicas nocivas. Disminuyendo la perdida de agua transepidérmica evitando así la deshidratación parcial o total del tejido.

Seguida por una capa que funge como barrera antimicrobiana o bioquímica encargada de proteger el sistema inmune innato. Compuesta en su mayoría por lisozimas, péptidos antimicrobianos, lípidos y ácidos.

 

Por ultimo y no menos importante se encuentra la barrera inmune cutánea conformada por células inmunológicas que se refugian en la piel, queratinocitos, endoteliocitos dérmicos, células dendríticas y células de Langerhans.

En resumen es por todo lo anterior que el conjunto de estas capas lleva por nombre Barrera Epidérmica y su responsabilidad es evitar la invasión de agentes externos entre los cuales destacan:

Microorganismos

Comúnmente son bacterias positivas que no invaden ni causan enfermedades al colonizar la piel. Los más comúnmente conocidos son los estafilococos, propionibacterineae y parásitos folliculorum sin olvidar organismos como la cándida que podemos encontrar en zonas húmedas.

 

Agresiones físicas

Para enfrentar este tipo de agentes físicos. La piel, específicamente el tejido subcutáneo y las glándulas sudoríparas toman el papel de una barrera aislante convirtiendo la secreción de sudor y el 90% de la circulación cutánea en una termorregulación reactiva constante. Proporcionando el 10% restante de la circulación cutánea para su nutrición.

 

Agresiones mecánicas

La estructura de la piel y su constitución genética  hacen de ella una barrera protectora frente a los traumatismos, heridas y lesiones a las que puede estar expuesta.

Como un colchón el tejido subcutáneo (panículo adiposo)es el encargado de amortiguar los golpes, dejando como responsables del cuidado de la piel ante los daños mecánicos a la epidermis por su tejido rígido y a la capa cornea por ser un tejido conjuntivo compacto, flexible y rico en fibras.

 

Acción reguladora de la homeostasis

La piel también es encargada de reducir la perdida de componentes del organismo. Impidiendo el intercambio sin control de sustancias entre el exterior y el interior del cuerpo. Si la piel sufre algún daño, la pérdida de electrolitos, líquidos y proteínas se hará presente y con ello diversas alteraciones del metabolismo o abundante pérdida de sangre. El daño en el organismo y su gravedad dependerá de la extensión afectada en la superficie corporal.

El cuidado de la piel (Barrera Epidérmica) también evita la pérdida excesiva de agua, cuya tendencia es evaporarse transepidérmicamente y de este modo disminuir considerablemente la deshidratación de los tejidos.

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